PT: ¡La Esperancita está cercada por las jubiladas en el Cantón!- suelta sin prolegómenos y no sin reprimir una carcajada.
MF: Pablo ¿no me estarás tomando el pelo?- contesta.
PT: ¡Te acuerdas que te dije que se había cerrado un baño para ella? Pues lo ha hecho y se ha liado.
MF: Pues ahora que se aguante y que capeen ellos el temporal. ¡Sólo se le ocurre enfrentarse con gente que tiene todo el día desocupado para darle guerra!
PT: El problema es que nos van a meter a todos en el mismo saco.- apunta previsor.
MF: ¡Toma, no lo había pensado!- sincerándose espontáneamente.- Pues en ese caso ya sabes por donde hay que darles, que se diga que es su carácter de nueva rica y a darle cera de la fina también los nuestros.
Chus estaba siguiendo la escena en su habitual silencio pero lo rompe a favor de la Espe:
C: ¡Miña pobre!- lamenta- ¿Cómo la vamos a dejar en manos de la oposición?
MF: Que aprenda, yo le dije que no lo hiciese- imperativa.- ¡Que se la coman la oposición y las viejas! Además ¿ya no os acordais de lo que nos quisieron hacer estos hace poco? ¡Qué poca memoria teneis!
C: Pero nosotras tampoco tratamos muy bien a esas señoras- reconoce.
MF: Ahora es problema de la Esperancita. Es más, empezad a desmarcarnos de su actitud filtrando que le aconsejamos no hacer eso. De hecho pienso desautorizarla públicamente en cuanto pueda por esa actitud- afirma tajante- ¡Para marcar bien las distancias!- añade con gesto triunfal blandiendo cual fusta en bastón de mando y agitándolo en el aire con un deje marcial.- ¡Hala, a moverse! ¡Ya arreglaré yo el ayuntamiento por decreto!
Y prosigue la sesión fotográfica con Mary retomando una pose al uso de Luis XIV mientras Pablo y Chus salen a cumplir su cometido.