Esperanza se estrena como concejala de Mujer, Infancia y Familia con un flamante despacho en el centro social del Campo. No está nada mal, se piensa, su amplio despacho con ventana directamente a la plaza, con varios periódicos al día y unas dietas generosas para tan parco trabajo. Entre los periódicos y las terrazas de los soportales no se aburrirá, piensa y tan sólo un cierto vacío del personal municipal sería nube para emborronar el ambiente. “Al fin ha triunfado la democracia en este pueblo” se dice mientras entra por vez primera en el despacho con un fajo de periódicos bajo el brazo.
Dos días después la situación ya no es tan idílica. Javier se escabulle como puede pretextando quehaceres en el estanco y Pedro se disculpa con ir a dar la salida al colegio por lo que ella sola queda en el Ayuntamiento a merced del personal municipal y del PP. ¡Si aún estuviese Pachico por ahí a esas horas para tontear un rato! El caso es que la vejiga le ha jugado una mala pasada y Espe tiene que salir corriendo al baño. Nadie sabe lo que acontece, pero en cuanto retorna al despacho coge sus cosas y sale corriendo y hasta se deja abierta de par en par la ventana.
Al día siguiente uno de los baños está cerrado con una nueva cerradura cuya llave yace en el escritorio de Espe. Aún es temprano- a pesar de distar bastante de ser primera hora- cuando llega la concejala para leer la prensa. Pero a eso de las doce ha de ir al aseo por lo que agarra su bolso y armada de la llave se dirige a su flamante retrete privado. El movimiento es percibido y tan pronto como ha cerrado la puerta las jubiladas del local bloquean la puerta y a gritos exigen que reabra el baño ya que todas no caben en uno. Entre los gritos, Espe saca su móvil y llama como buenamente puede.
Espe: ¡Me han encerrado en el baño!- grita.
Pedro: ¡Te habrás metido tú!
E: ¡Pero no me dejan salir! ¡A mí, que soy concejala!
P: Ya te dije que no les iba a parecer bien.
E: ¡Pero no puedo ir al baño y encontrármelo todos los días hecho un asco! ¡Soy concejala!
P: Esto….. Espe…… ¡Estoy en el colegio!- y le cuelga.
Espe está desesperada, así que llama a la otra persona de la cual se puede fiar.
E: ¡Me ha colgado, Pedro me ha colgado!
Javier de la Fuente: Tranquilízate. Con templanza y firmeza puedes hacerle frente a la situación.
E: ¡Te juro que o me vienes a buscar o llamo a la policía para que me saque!- fuera de sí.
J.d.F: Piensa que así la oposición se va a enterar y usarlo en nuestra contra.
E: ¡Me da igual! ¡Sácame de aquí, que soy concejala!
J.d.F: Aunque tengas razón piensa por un momento en darles la razón a las jubiladas….
E: ¡Y encontrarme esto hecho una mierda todos los días!- le corta chillando.- Si la oposición se entera y lo usan decimos que es envidia porque no están en el gobierno y listo.
J.d.F: Habrá que decir algo más, como que hay una ley que lo exige o nos despellejarán- habla frío y calculador.
E: ¡Lo que sea, pero sácame de aquí!
Dos días después la situación ya no es tan idílica. Javier se escabulle como puede pretextando quehaceres en el estanco y Pedro se disculpa con ir a dar la salida al colegio por lo que ella sola queda en el Ayuntamiento a merced del personal municipal y del PP. ¡Si aún estuviese Pachico por ahí a esas horas para tontear un rato! El caso es que la vejiga le ha jugado una mala pasada y Espe tiene que salir corriendo al baño. Nadie sabe lo que acontece, pero en cuanto retorna al despacho coge sus cosas y sale corriendo y hasta se deja abierta de par en par la ventana.
Al día siguiente uno de los baños está cerrado con una nueva cerradura cuya llave yace en el escritorio de Espe. Aún es temprano- a pesar de distar bastante de ser primera hora- cuando llega la concejala para leer la prensa. Pero a eso de las doce ha de ir al aseo por lo que agarra su bolso y armada de la llave se dirige a su flamante retrete privado. El movimiento es percibido y tan pronto como ha cerrado la puerta las jubiladas del local bloquean la puerta y a gritos exigen que reabra el baño ya que todas no caben en uno. Entre los gritos, Espe saca su móvil y llama como buenamente puede.
Espe: ¡Me han encerrado en el baño!- grita.
Pedro: ¡Te habrás metido tú!
E: ¡Pero no me dejan salir! ¡A mí, que soy concejala!
P: Ya te dije que no les iba a parecer bien.
E: ¡Pero no puedo ir al baño y encontrármelo todos los días hecho un asco! ¡Soy concejala!
P: Esto….. Espe…… ¡Estoy en el colegio!- y le cuelga.
Espe está desesperada, así que llama a la otra persona de la cual se puede fiar.
E: ¡Me ha colgado, Pedro me ha colgado!
Javier de la Fuente: Tranquilízate. Con templanza y firmeza puedes hacerle frente a la situación.
E: ¡Te juro que o me vienes a buscar o llamo a la policía para que me saque!- fuera de sí.
J.d.F: Piensa que así la oposición se va a enterar y usarlo en nuestra contra.
E: ¡Me da igual! ¡Sácame de aquí, que soy concejala!
J.d.F: Aunque tengas razón piensa por un momento en darles la razón a las jubiladas….
E: ¡Y encontrarme esto hecho una mierda todos los días!- le corta chillando.- Si la oposición se entera y lo usan decimos que es envidia porque no están en el gobierno y listo.
J.d.F: Habrá que decir algo más, como que hay una ley que lo exige o nos despellejarán- habla frío y calculador.
E: ¡Lo que sea, pero sácame de aquí!
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