Bety y María Barral han salido a dar una vuelta por la circunvalación aprovechando la tarde primaveral y marzo las ha sorprendido en toda su crueldad cuando estaban en la recta de los institutos con una tormenta de las que no se recuerdan que las obliga a correr. María sugiere ir a refugiarse al Barral mientras toman algo y esperan a que escampe y se disponen a cruzar la avenida para ponerse a cubierto. Para más desgracia el tráfico es fluído por lo que los coches circulan sin posibilidad de colarse entre las colas paradas. Así que sin remedio se van hasta el paso de cebra bajo la persistente lluvia a darle al botón del semáforo mientras se resguardan en la cabina nueva de cristal, uno de los últimos aciertos de Manuel Lagares como recuerda Betty sin venir al caso.
Cuando por fin se pone en verde para los peatones ambas se tiran corriendo a la calzada para atravesarla. Un rayo ilumina la oscura avenida y el semáforo cambia sorpresivamente- y sin parpadeo del muñeco verde ni nada- dejándolas en medio de un tráfico que virulentamente retorna a la actividad. Los coches pasan muy cerca de las concejalas, que se aprietan bajo la copiosa lluvia salpicadas por los coches que no paran de pasar. El semáforo para más INRI no cambia de color y no hay un solo conductor que se apiade de las damas. María flaquea y echa a llorar y Betty tiene que asumir el papel protector y decidido ante su compañera. Un tráiler ha estado a poco de derribarlas y una carroceta ha dejado caer sobre ellas una parte de la tierra mojada de una obra que transportaba mientras que un motorista ha estado a punto de llevárselas por delante al hacer un caballito en medio de la cola que comienza a formarse. Por suerte para nuestras protagonistas se acercan las siete de la tarde y el tráfico se va ralentizando lo que junto al hecho de que va amainando el temporal les permite abandonar el lugar cariacontecidas y sin cruzar palabra.
Días después Moncho ha relatado lo ocurrido omitiendo la identidad de las protagonistas en un pleno demandando al gobierno que arregle los semáforos que no cambian de color y atrapan a los peatones en medio del tráfico. La alcaldesa insiste en que es algo en lo que ya han trabajado y que el PSOE lo único que busca es desprestigiar al gobierno y levantar sospechas e infamias sobre su eficacia para resolver problemas. Al poco de empezar abril hay otra tormenta de las que hacen época. De esta vez María y Betty han estado más rápidas, han cruzado por donde no se debe y han alcanzado la bodega Barral sin apenas mojarse. Pero hay alguien atrapado como ellas en medio del tráfico en el mismo paso de cebra regulado por el mismo semáforo infernal. Y de repente desaparece sin dejar rastro en medio de la lluvia, el viento y los coches.
Cuando por fin se pone en verde para los peatones ambas se tiran corriendo a la calzada para atravesarla. Un rayo ilumina la oscura avenida y el semáforo cambia sorpresivamente- y sin parpadeo del muñeco verde ni nada- dejándolas en medio de un tráfico que virulentamente retorna a la actividad. Los coches pasan muy cerca de las concejalas, que se aprietan bajo la copiosa lluvia salpicadas por los coches que no paran de pasar. El semáforo para más INRI no cambia de color y no hay un solo conductor que se apiade de las damas. María flaquea y echa a llorar y Betty tiene que asumir el papel protector y decidido ante su compañera. Un tráiler ha estado a poco de derribarlas y una carroceta ha dejado caer sobre ellas una parte de la tierra mojada de una obra que transportaba mientras que un motorista ha estado a punto de llevárselas por delante al hacer un caballito en medio de la cola que comienza a formarse. Por suerte para nuestras protagonistas se acercan las siete de la tarde y el tráfico se va ralentizando lo que junto al hecho de que va amainando el temporal les permite abandonar el lugar cariacontecidas y sin cruzar palabra.
Días después Moncho ha relatado lo ocurrido omitiendo la identidad de las protagonistas en un pleno demandando al gobierno que arregle los semáforos que no cambian de color y atrapan a los peatones en medio del tráfico. La alcaldesa insiste en que es algo en lo que ya han trabajado y que el PSOE lo único que busca es desprestigiar al gobierno y levantar sospechas e infamias sobre su eficacia para resolver problemas. Al poco de empezar abril hay otra tormenta de las que hacen época. De esta vez María y Betty han estado más rápidas, han cruzado por donde no se debe y han alcanzado la bodega Barral sin apenas mojarse. Pero hay alguien atrapado como ellas en medio del tráfico en el mismo paso de cebra regulado por el mismo semáforo infernal. Y de repente desaparece sin dejar rastro en medio de la lluvia, el viento y los coches.
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