jueves, 1 de noviembre de 2007

Capítulo 6: Las tribulaciones de Manuel Lagares

Lagares quería despedirse por la puerta grande, revalidando una vez más la alcaldía para su partido y marchando a algún departamento de la Xunta. Pero a pesar de haber ganado las elecciones con mayor contundencia que la anterior vez, sabe que nadie de su partido se sentará en el sillón que preside la Sala Capitular. Ha maldecido en estos días las oportunidades en que tuvo cerca irse a otros lugares y las desaprovechó, como cuando pudo ser Delegado del Gobierno o Presidente de la Diputación, e incluso aquella Dirección Xeral con Romeu que en su día le sabía a poco. Y sabe que ahora las voces críticas del partido irán a por él, sin el aval de los resultados. Antonio seguirá en la Diputación porque sólo necesita el acta de concejal, pero ¿cómo va a seguir él en el pleno después de ser Alcalde, aguantando además a la Faraldo? ¿Cómo soportar la persecución de laFaraldo desde la oposición? ¿Y la soberbia de Manolito Rivera? Ha pensado en dimitir, pero ahora, de inmediato, no lo va a hacer porque sería darle el gustazo a CXB. Aunque mirándolo por otro lado así les destaparía el rostro obligándolos a buscar otra disculpa para apoyar al PP. Podría acojerse al paro y esperar plácidamente la jubilación, pero tampoco le gusta esa vida y que la nueva dirección del partido lo llame sólo para las asambleas o para pedir algún consejo aislado. Y asume que como secretario de política municipal le queda poco porque ya no es alcalde. ¡Y sin resultados, adios a la Ejecutiva! Al pensar eso levanta el teléfono para ponerse en contacto con Vázquez Lorenzo.




M.L. Toñito, rápido, espabila a los fontaneros que tenemos trabajo.

V.L. Qué pasa, señor alcalde.

M.L. Menos cachondeo que se nos pasa el arroz.

V.L. No entiendo.

M.L. Eso ahora da igual. Necesito que los fontaneros se pongan a trabajar.

V.L. Ya los tenemos con la rumorología del chantaje.

M.L. Eso ahora es secundario. Necesitamos buscar un concejal de saldo.

V.L. ¿Entre los nuevos?

M.L. No, compramos uno del PP si ves que tal. ¡Claro que de los nuevos que en el resto no hay nada que rascar!

V.L. Pues ya sé quien es nuestro hombre.

M.L. ¿Por ciencia infusa? ¡A ver por donde me sales!

V.L. Hay que tentar a Pedro.

M.L. ¿Tiene que ser precisamente ese?

V.L. Si. Mira su declaración de patrimonio, ni oficio ni beneficio. A este lo han untado para que se sume al chiringuito. Si pagamos más, llevamos la subasta.

M.L. ¿Y cómo se justifica?

V.L. Su opinión sobre un pacto entre ellos y el PP es pública.

M.L. Ah, si, lo de cortarse los cojones. Antonio, reconozco que me has sorprendido. ¡A por nuestro hombre! Toñito! - calla un momento para pensar- si falla la operación que los soplones digan que se nos vino a ofrecer él porque no quiere el pacto con el PP y que fuimos nosotros los que le dijimos que no.

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